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Aunque al decir de algunos los celos, en cierta medida, avivan la llama del amor en la pareja, cuando no se tiene control de las reacciones pueden pasar de ser una simpática muestra de afecto a un estado de locura que termine en violencia o agresividad en cualquiera de sus manifestaciones.

¿Los has sentido alguna vez?
Si has tenido que detenerte a pensarlo es que no hay dudas: el latido de tu corazón se ha acelerado e incluso te ha faltado momentáneamente la respiración a causa de la ira que los acompaña.

No te sientas incómodo por ello. La cuestión de los celos es una de las más antiguas y profundas que se remite a la historia de la especie humana y, según encuestas realizadas en diversas regiones del mudo, todo parece indicar que el 100% de las personas al menos los han sentido al menos un par de veces.

Claro, no todos llegan a los extremos, y aunque los más difundidos son los experimentados por las parejas, no son los únicos. Bien lo sabrán esos hijos mayores que han imaginado ser desplazados por el pequeño hermano o viceversa: el pequeño hermano que siente celos de los supuestos privilegios del mayor. Tampoco serán ajenos a aquellos que se disputan el cariño de alguien o a quienes rivalizan por el reconocimiento en determinado ámbito.

Sin embargo, hay personalidades que hacen viables los celos patológicos. Entre ellos se encuentran los obsesivos compulsivos y aquellos que padecen de baja autoestima.

Lo cierto es que la existencia de los celos es universal y puede basarse en situaciones reales o fantaseadas, pero se trata básicamente de una forma particular de temor de la cual se puede estar prisionero y como consecuencia, acarrea reacciones insospechadas.

Los estudiosos del tema coinciden en que a pesar de que los celos son naturales, constituyen una emoción opuesta a la confianza. Aunque algunos psicólogos piensan que permiten las relaciones monogámicas y fieles. Desde esta perspectiva se asume que funcionan como un mecanismo de defensa mediante el cual las parejas intentan perpetuarse. Sin embargo, muchas veces logran el efecto contrario y tienen el poder de destruir la más bella de las relaciones.

De todos modos, es posible crear fórmulas personales para intentar transmutarlos en provecho de la relación de pareja. La clave estriba en el equilibrio, pues un poquito condimenta la relación; pero con exceso…ya sabemos cómo acaban estas historias.

Por eso no es aconsejable tomarse muy en serio la popular idea de San Agustín: “Si no está celoso, no está muy enamorado”, El amor y los celos están relacionados, pero es posible prescindir de estos últimos para convivir en armonía.



Si tus celos están fuera de control, posiblemente enfrentes cruelmente a tu novio(a) y lo(a)acuses de engañarte sin tener evidencia. Se convertirá en una obsesión. Seguirás buscando cualquier excusa para continuar haciendo acusaciones. Reaccionarás demasiado frente a situaciones inocentes, harás escenas públicas y es posible que te vuelvas violento(a).

Los celos incontrolables son una señal clara de inseguridad. Es posible que pienses que tienes que poseer completamente a una persona por alguna ansiedad que sientes de no ser suficiente como para atraer a otra persona. Pero tu comportamiento extremo no va a atraer a tu amiga(o) y es posible que haga lo contrario de lo que pretendías. El comportamiento irracional va a causar que pierdas lo que estás tratando tan fuertemente de salvar. Si los celos se vuelven el enfoque de la relación, probablemente este comportamiento causará que se termine la relación.

Si de repente sospechas que tu novio(a) está demostrando interés en otra persona, esperarás hasta que estés calmado(a) y hablarás con él/ella sobre lo que te molesta. Este tipo de comunicación hace más claras las cosas y no te convierte en la victima de los celos, que puede herirte a ti o a otra persona. Es posible que descubras a través de la conversación que hay problemas con la relación y empieces a enfrentarlos. O te das cuenta que la relación en realidad no está funcionando y que es hora de terminarla.

Si puedes reconocer las primeras chispas de los celos, puedes pararlo antes que se vuelva un volcán. Aquí tienes algunas maneras de controlar tus celos:

  • Cuidado con echarle la culpa a tu pareja cuando sientas celos.
  • Recuerda que los celos son por lo que podría suceder y no lo que está sucediendo.
  • Si de veras no confías en tu pareja, habla con él/ ella.
  • Trata de no imaginar situaciones que te hacen sentir celos.
  • Sé consciente de que las acusaciones van a dañar tu relación.
  • No te enfoques en los sentimientos celosos. Esto solamente los hará más fuertes.
  • Busca qué más te puede estar haciendo sentir celos explorando los otros sentimientos que tienes sobre la relación.
Cuando veas que los celos se están volviendo un problema, habla con tu pareja, tus padres, o un(a) maestro(a) o con tu médico. Acuérdate que los celos abrumadores en realidad son miedo, porque sientes que no te mereces a las personas que más te importan. En otras palabras, los celos extremos son autodestructores. Si los enfrentas de una forma razonable, sin enojo, te sentirás mejor sobre ti mismo(a) y tus relaciones.


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