El tatuaje



Cuando hablamos de tatuajes no sólo estamos hablando de una moda que tuvo su gran auge en los años 90, tampoco estamos hablando de un método de decoración banal para nuestro cuerpo; los tatuajes implican personalidad, cuidado e historia aunque muchos lo ignoren. El tatuaje es una práctica milenaria que nos otorga hoy en día una plantilla de tatuajes con un sin fin de modelos entre los cuales podemos elegir el más acorde a nuestro carácter o forma de ser.
Los diseños de tatuajes que tenemos actualmente surgen en el año 2.000 A.C., y fueron los egipcios los que empezaron a practicar la técnica de estos dibujos permanentes; podemos encontrar los tatuajes más antiguos de la historia de la humanidad en las momias. En 1991, se encontró en un glaciar a un cazador de la era neolítica, el mismo llevaba en su espalda y rodilla diversos dibujos que fueron practicados con esta técnica. Antes que la momia del cazador fuera descubierta, la persona tatuada más antigua era la sacerdotisa egipcia Amunet, adoradora de Hathor, diosa de la fertilidad y el amor, quien vivió en Tebas (Egipto) alrededor del 2.000 A.C. Sus tatuajes eran del mismo estilo que los del cazador, simples y lineales, con diseños de rayas y puntos. Poco después los diseños de tatuajes fueron evolucionando dando lugar a los tatuajes, ya en color, de tipo maoríes que provenían de Nueva Zelanda, pero el paso definitivo fue dado en Medio Oriente cerca del año 1.000 A. C. Más precisamente en Japón, pasando luego a alta categoría cuando en el 500 A. C., el emperador de dicho país lo utilizó como adorno. De todas maneras, además de unas altas esferas, los tatuajes eran por lo general reservados para los delincuentes.

El tatuar no es, simplemente, el sentir satisfacción en tu ego artístico, ni es el hacer algo innovador y guapo, con el que tal vez ganes un premio, o algo de fama, y que dentro de diez años parezca una basura. Es el recordar cada día, y con cada tatuaje que haces, que estas cambiando para siempre no sólo la piel de una persona, sino su misma vida

Una técnica pesada

Aunque el resultado final sea del gusto del cliente, la técnica del tatuaje esconde detrás una compleja fase de elaboración. Desde la Asociación de Tatuadores Profesionales (ATAP), se recomienda que antes de que el artista comience su trabajo, el cliente tenga la piel limpia e hidratada.


El proceso de tatuarse la piel consta de tres fases:

1. El pinchazo: con una máquina de inyección de tinta se introduce un pigmento dentro de la piel a través de unas agujas muy finas, que efectúan unos pequeños agujeros sobre la dermis.

2. El dolor: cuando la aguja penetra en la piel, se produce una pequeña herida que comienza a sangrar. El dolor dependerá de cada persona y de la zona donde se produzca el pinchazo. Los lugares más sensibles son los que contienen una mayor densidad de hueso y de terminaciones nerviosas, como por ejemplo: la cabeza, el omoplato, la columna vertebral y el cóxis. Otro factor determinante es la pericia del artista, la forma en que utilice el instrumental.

3. Los cuidados: quizás sea la fase más delicada, porque de su seguimiento dependerán las consecuencias del tatuaje sobre la piel, además de la permanencia del dibujo. La dermis debe mantenerse siempre húmeda y para ello se aplica una capa de vaselina. Posteriormente, se tapa con un vendaje durante 4 ó 5 horas la zona tatuada y se deja cicatrizar la herida. Pasados unos días, normalmente una semana, se limpia bien y se aplica una crema regeneradora durante cuatro o cinco días. Es importante recordar que el dibujo original puede perder su nitidez original debido a la exposición al sol.

La moda de la piel marcada puede ocasionar enfermedades, infecciones y alergias

Decorar el cuerpo con dibujos elaborados y atractivos se ha convertido en moda. El conocido como body art, lenguaje del cuerpo, constituye un estilo de vida, una forma de diferenciarse para miles de jóvenes en todo el mundo. Sin embargo, el tatuaje es, al mismo tiempo, una agresión al organismo. La higiene de los materiales empleados es esencial para evitar infecciones transmitidas por la sangre, tales como el virus del VIH o la hepatitis C. Antes de acudir a algún profesional que realice este tipo de técnicas artísticas, conviene conocer algunas normas y los problemas que puede ocasionar llevar una piel marcada.

No te tatúes símbolos, nombres, animales, ni alguna otra cosa que no tenga nada que ver contigo o que en el futuro te arrepientas de hacértelo.

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